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Josué 2:1
Un día, un hombre llamado Josué envió a dos espías en secreto a mirar la tierra de Canaán, en especial la ciudad de Jericó. En Jericó, se quedaron en la casa de Rahab, una mujer que hacía cosas malas.
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Josué 2:2
El rey de Jericó se enteró de que habían llegado espías de Israel y le dijo a Rahab que los entregara porque estaban en su casa.
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Josué 2:3
Rahab escondió a los espías en su techo debajo de unas ramas de lino y les dijo al rey que sí, que los hombres habían estado ahí pero ya se habían ido. Les sugirió al rey que los busque rápido porque podrían alcanzarlos.
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Josué 2:4
Pero no era cierto, Rahab había escondido a los espías y les dijo que fueran por otro camino para engañar a los del rey.
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Josué 2:5
Entonces, los hombres del rey creyeron a Rahab y se fueron a buscar a los espías por el camino que ella les dijo, pero no los encontraron.
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Josué 2:6
Mientras tanto, los espías estaban escondidos en el techo de la casa de Rahab, debajo de las ramas de lino hasta que oscureció.
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Josué 2:7
Los hombres del rey buscaron por todas partes afuera de la ciudad pero no encontraron a los espías. Así que regresaron sin éxito.
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Josué 2:8
Antes de que durmieran los espías, Rahab subió a hablar con ellos. Les explicó que todos en Jericó tenían mucho miedo de los israelitas porque habían escuchado de las cosas asombrosas que Dios había hecho por ellos.
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Josué 2:9
Rahab les dijo a los espías: “Todos tenemos miedo de ustedes porque sabemos que Dios les ha dado esta tierra”.
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Josué 2:10
También les contó sobre cómo Dios secó el Mar Rojo para que los israelitas huyeran de Egipto y cómo vencieron a dos reyes poderosos.
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Josué 2:11
Después de escuchar esto, todos en Jericó se asustaron mucho y perdieron el valor porque sabían que el Dios de Israel es muy fuerte, el Dios del cielo arriba y de la tierra abajo.
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Josué 2:12
Rahab les pidió a los espías un favor especial. Dijo: “Por favor, prometan que ustedes también serán buenos con mi familia porque yo los ayudé”.
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Josué 2:13
Pidió que salvaran a su papá, su mamá, sus hermanos y hermanas, y a todos sus familiares, y les aseguraron que no les harían daño.
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Josué 2:14
Los espías le prometieron a Rahab que mantendrán seguro a ella y a su familia. Dijeron: “Si nos traicionas, no somos responsables de nuestro acuerdo, pero si no, cuando el Señor nos dé la tierra, seremos buenos contigo”.
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Josué 2:15
Rahab vivía en las murallas de la ciudad y les ayudó a los espías a escapar por la ventana con una cuerda.
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Josué 2:16
Les dijo que huyeran a las montañas para esconderse por tres días hasta que los que los buscaban regresaran, y después podrían irse a salvo.
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Josué 2:17
Los espías le dijeron a Rahab que ella tenía que atar un cordón rojo en la ventana por donde los bajó y juntar a toda su familia en su casa.
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Josué 2:18
También le dijeron que si alguien de su familia salía de la casa y les pasaba algo malo, no serían responsables; pero si alguien estaba dentro de la casa con el cordón rojo, estarían seguros.
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Josué 2:19
Y le advirtieron que si ella contaba su plan a alguien, el acuerdo que hicieron no valdría.
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Josué 2:20
Rahab aceptó las condiciones y dijo: “Hágase según sus palabras”. Entonces, los despidió y ellos se fueron.
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Josué 2:21
Ella ató el cordón rojo en la ventana inmediatamente. Los espías se fueron a las montañas y se escondieron por tres días.
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Josué 2:22
Después de tres días, los espías se fueron y llegaron sanos y salvos a su campamento, porque los hombres que los buscaban regresaron a la ciudad sin encontrarlos.
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Josué 2:23
Los espías regresaron a Josué, le contaron todo lo que había sucedido y le dijeron: “Definitivamente, el Señor nos ha dado toda esta tierra; todos los habitantes están aterrorizados de nosotros”.
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Josué 2:24
Fin de la historia, donde Rahab ayuda a los espías y todos aprenden sobre la valentía y la importancia de ayudar a los demás.