Índice de contenido

Deuteronomio 9

Deuteronomio 9

  • Deuteronomio 9:1

    Escucha, pueblo de Israel, hoy vas a cruzar el río Jordán para entrar en la tierra que Dios te dará.

  • Deuteronomio 9:2

    Ahí vive gente muy grande y fuerte, con ciudades grandes y fuertes también.

  • Deuteronomio 9:3

    Pero no temas, porque Dios cruzará delante de ti como un fuego que consume todo.

  • Deuteronomio 9:4

    Cuando Dios los saque de ahí, no pienses que es porque eres bueno.

  • Deuteronomio 9:5

    Dios los echará porque ellos son malos y para cumplir la promesa a tus antepasados.

  • Deuteronomio 9:6

    Recuerda que no es por tu justicia, sino por la maldad de ellos.

  • Deuteronomio 9:7

    No olvides cómo provocaste a Dios en el desierto.

  • Deuteronomio 9:8

    En Horeb lo enojaste y quiso destruirte.

  • Deuteronomio 9:9

    Cuando subí al monte a recibir las tablas de piedra, estuve allí cuarenta días y noches sin comer ni beber.

  • Deuteronomio 9:10

    Dios escribió las leyes en las tablas de piedra.

  • Deuteronomio 9:11

    Al cumplir los cuarenta días, Dios me dio las tablas de piedra con sus leyes.

  • Deuteronomio 9:12

    Entonces Dios me dijo que bajara, porque la gente se había desviado del buen camino.

  • Deuteronomio 9:13

    Dios dijo que eran un pueblo terco.

  • Deuteronomio 9:14

    Dios quería destruirlos y hacer de mí una nación más fuerte.

  • Deuteronomio 9:15

    Bajé del monte y las tablas estaban escritas por Dios.

  • Deuteronomio 9:16

    Vi que habían hecho un becerro de metal y se habían alejado de Dios.

  • Deuteronomio 9:17

    Rompí las tablas de piedra en pedazos delante de vuestros ojos.

  • Deuteronomio 9:18

    Volví a subir el monte sin comer ni beber cuarenta días más, por el pecado que cometieron.

  • Deuteronomio 9:19

    Temía la ira de Dios, pero Él me escuchó esa vez también.

  • Deuteronomio 9:20

    Dios estaba tan enojado con Aarón que también quiso destruirlo, pero intercedí por él.

  • Deuteronomio 9:21

    Tomé el becerro que hicieron y lo quemé, lo trituré y lo arrojé al arroyo.

  • Deuteronomio 9:22

    En Tabera, en Masah y en Kibrot Hataava también provocaste la ira de Dios.

  • Deuteronomio 9:23

    Cuando Dios los envió a Cades-barnea, no confiaron en Él ni le obedecieron.

  • Deuteronomio 9:24

    Has sido rebelde contra Dios desde que te conozco.

  • Deuteronomio 9:25

    Me postré cuarenta días y noches, pues Dios planeaba destruirte.

  • Deuteronomio 9:26

    Oré a Dios diciendo: “Oh Señor, no destruyas tu pueblo, tu herencia.”

  • Deuteronomio 9:27

    Recuerda a tus siervos, Abraham, Isaac y Jacob, y no mires la terquedad de este pueblo.

  • Deuteronomio 9:28

    No sea que digan en la tierra de donde nos sacaste: “Dios no pudo llevarlos.”

  • Deuteronomio 9:29

    Ellos son tu pueblo, tu herencia, que sacaste con tu gran poder y brazo extendido.