Índice de contenido

Deuteronomio 4

Deuteronomio 4

  • Deuteronomio 4:1

    Niños, ¡escuchen las reglas que Dios nos dio para que sigamos en la tierra!

  • Deuteronomio 4:2

    No cambien nada de lo que Dios dijo, sigan todo al pie de la letra.

  • Deuteronomio 4:3

    Recuerden cómo Dios castigó a aquellos que siguieron a otros dioses.

  • Deuteronomio 4:4

    Ustedes han sido fieles a Dios, ¡por eso están vivos hoy!

  • Deuteronomio 4:5

    Dios nos enseñó estas reglas para vivir bien en la tierra prometida.

  • Deuteronomio 4:6

    Si siguen las reglas de Dios, todos dirán que ustedes son sabios.

  • Deuteronomio 4:7

    Nuestro Dios está siempre cerca cuando lo necesitamos.

  • Deuteronomio 4:8

    ¿Quién más tiene leyes y reglas tan justas como las nuestras?

  • Deuteronomio 4:9

    Nunca olviden las cosas maravillosas que Dios ha hecho por ustedes. Enséñenselas a sus hijos.

  • Deuteronomio 4:10

    Recuerden el día cuando Dios les habló desde el fuego en la montaña. Él les enseñó a obedecerlo.

  • Deuteronomio 4:11

    Ustedes se acercaron a la montaña, llena de fuego y oscuridad.

  • Deuteronomio 4:12

    Dios les habló desde el fuego, aunque no podían verlo, solo escucharon su voz.

  • Deuteronomio 4:13

    Él les dijo las Diez Reglas y escribió esas reglas en dos tablas de piedra.

  • Deuteronomio 4:14

    Dios ordenó que les enseñara estas reglas para que vivieran bien en la tierra prometida.

  • Deuteronomio 4:15

    Tengan mucho cuidado. No hagan imágenes para adorarlas, porque no vieron ninguna forma el día que Dios les habló.

  • Deuteronomio 4:16

    No hagan ídolos de hombres, mujeres, ni de ningún animal.

  • Deuteronomio 4:17

    Ni imágenes de pájaros, peces o cualquier cosa que vuele.

  • Deuteronomio 4:18

    No adoren ninguna criatura del mar.

  • Deuteronomio 4:19

    Tampoco adoren al sol, la luna o las estrellas. Dios les dio esas cosas a todos.

  • Deuteronomio 4:20

    Pero Dios los eligió a ustedes; los liberó de Egipto, ese lugar de sufrimiento.

  • Deuteronomio 4:21

    Dios estaba enojado conmigo y no me dejó cruzar el río para entrar a la tierra prometida.

  • Deuteronomio 4:22

    Yo no voy a cruzar el río, pero ustedes sí. Cuiden bien lo que Dios les ha dado.

  • Deuteronomio 4:23

    No se olviden de la alianza con Dios y no hagan ídolos.

  • Deuteronomio 4:24

    Nuestro Dios es un fuego que consume. Él no comparte su gloria con nadie.

  • Deuteronomio 4:25

    No hagan ídolos ni se alejen de Dios, para que ustedes y sus hijos vivan bien en la tierra prometida.

  • Deuteronomio 4:26

    Si lo hacen, el cielo y la tierra serán testigos de que serán destruidos rápidamente.

  • Deuteronomio 4:27

    Dios los dispersará entre las naciones; serán pocos los que sobrevivan.

  • Deuteronomio 4:28

    Allí estarán adorando a otros dioses de madera y piedra, que no pueden ver, oír ni comer.

  • Deuteronomio 4:29

    Si buscan a Dios con todo su corazón, lo encontrarán.

  • Deuteronomio 4:30

    En tiempos de dificultad, volverán a Dios y lo obedecerán.

  • Deuteronomio 4:31

    Él es compasivo y no los abandonará ni olvidará la alianza con sus antepasados.

  • Deuteronomio 4:32

    Pregunten sobre los tiempos pasados y verán que nunca ha habido algo como esto.

  • Deuteronomio 4:33

    Ninguna otra nación ha oído la voz de Dios y ha sobrevivido.

  • Deuteronomio 4:34

    Solo Dios hizo grandes milagros para rescatar a una nación de otra.

  • Deuteronomio 4:35

    Él les enseñó que es el único Dios. No hay otro como Él.

  • Deuteronomio 4:36

    Dios les habló desde el cielo para enseñarles y les mostró su gran poder en la tierra.

  • Deuteronomio 4:37

    Porque los amó y eligió, sacó a sus antepasados de Egipto con su gran poder.

  • Deuteronomio 4:38

    Dios echó a otras naciones y les dio la tierra para que fuera suya.

  • Deuteronomio 4:39

    Hoy, recuerden que Dios es el único Dios, en el cielo y en la tierra.

  • Deuteronomio 4:40

    Sigan sus reglas para que les vaya bien a ustedes y a sus hijos. Vivirán mucho tiempo en la tierra que Dios les dio para siempre.