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2 Crónicas 14:1
Cuando murió Abías, el reinado pasó a su hijo Asa. Durante su reinado el país tuvo paz por diez años.
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2 Crónicas 14:2
Asa hizo lo que era bueno y correcto a los ojos del Señor su Dios.
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2 Crónicas 14:3
Quitó los altares de dioses extranjeros y destruyó las piedras sagradas. También derribó los postes de Asera.
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2 Crónicas 14:4
Ordenó a todos en Judá que buscaran al Señor, el Dios de sus padres, y que obedecieran sus leyes y mandamientos.
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2 Crónicas 14:5
Asa eliminó las ciudades fortificadas y todos los altares del incienso en todo Judá. El reino tuvo paz bajo su gobierno.
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2 Crónicas 14:6
Construyeron ciudades fortificadas ya que el país estaba en paz. No hubo guerras en esos años porque el Señor le dio descanso.
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2 Crónicas 14:7
Asa dijo a los habitantes de Judá: “Vamos a construir estas ciudades y rodearlas de murallas, torres, puertas y cerrojos. La tierra es nuestra porque hemos buscado al Señor nuestro Dios”.
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2 Crónicas 14:8
Asa tenía un ejército de 300,000 hombres de Judá, armados con escudos grandes y lanzas, y 280,000 de Benjamín, con escudos pequeños y arcos. Eran hombres valientes.
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2 Crónicas 14:9
Zera el cusita marchó contra ellos con un ejército de mil miles y 300 carros, y llegó hasta Maresa.
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2 Crónicas 14:10
Asa salió al encuentro y se alinearon para la batalla en el valle de Safata, cerca de Maresa.
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2 Crónicas 14:11
Asa clamó al Señor su Dios, diciendo: “Señor, no hay nadie como tú para ayudar a los débiles contra los fuertes. Ayúdanos, Señor, nuestro Dios. En tu nombre hemos venido contra este gran ejército.”
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2 Crónicas 14:12
El Señor derrotó a los cusitas delante de Asa y Judá. Los cusitas huyeron.
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2 Crónicas 14:13
Asa y su ejército los persiguieron hasta Gerar. Muchos cusitas cayeron, y no pudieron recuperarse, porque fueron destruidos delante del Señor y su ejército.
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2 Crónicas 14:14
Asa y su ejército se llevaron mucho botín de las ciudades alrededor de Gerar, ya que el temor del Señor había caído sobre ellas.
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2 Crónicas 14:15
También atacaron campamentos de pastores y se llevaron muchas ovejas y camellos. Luego regresaron a Jerusalén.